Usualmente los estudios con relación al uso de las tecnologías de la información y comunicación en la escuela se desarrollan desde el campo de la educación, el de la informática o, en el mejor de los casos, desde la intersección de ambas áreas con la finalidad de encontrar nuevas formas de enseñar o aprender a través de un determinado enfoque pedagógico instrumentalizado por algún dispositivo tecnológico.
Sin embargo, esta investigación abordo el fenómeno del uso de estas tecnologías desde la interacción de los estudios de las tecnologías de la información y la de los estudios organizacionales para comprender la naturaleza y consecuencias de los fenómenos sociales y tecnológicos enfrentados por la organización llamada escuela y sus actores.
Así fue como nos preguntamos con relación a ellos ¿Cómo han usado las computadoras conectadas a la Internet en su escuela? ¿Cómo y dónde aprendieron a usar las computadoras conectadas a la Internet? ¿Qué ha significado para cada uno de ellos usar las computadoras conectadas a la Internet en sus respectivas escuelas?
Para encontrar las respuestas a estas preguntas optamos por una investigación de carácter descriptivo y exploratorio, de diseño cualitativo, con una visión del mundo social constructivista, una estrategía basada en la teoría fundamentada y un método estándar de indagación (pregunta, recolección y análisis de datos e interpretación y validación).
Con las facilidades y demás dificultades del contexto administrativo del sector educación de aquella época (la municipalización del servicio educativo) seleccionamos una muestra conformada por dos escuelas de gestión pública del nivel secundario ubicadas en el distrito de Los Olivos, las cuales visitamos entre Julio a Septiembre de 2010.
Los primeros resultados indicaron que el uso de las computadoras conectadas a la Internet empleadas por los directores, docentes y alumnos se caracterizó por diferenciar su empleo para dos funciones: (i) administrativas y (ii) pedagógicas; forma configurada por el ente rector, Ministerio de Educación, para regular la provisión de estos recursos desde 1987, cuando apareció su primera iniciativa llamada Comisión de Informática Educativa.
Otra características de ese uso, por parte de estos tres actores, fue la de mantener la metáfora del papel escrito al interior de sus pantallas: de izquierda a derecha, de arriba abajo, de inicio a fin, privilegiando el uso de procesadores de textos, con la última acción de imprimir o fotocopiar o copiar, escribiendo, desde la pantalla hacia el cuaderno o en algún otro formato fabricado con papel.
Con relación a los padres de familia, quienes nunca accedieron a usar los dispositivos informáticos y servicios telemáticos de la escuela, refirieron el mismo uso en dos de sus espacios cotidianos: la casa y el centro de trabajo, situación que evidenció un uso generalizado de características similares para todos los actores.
Posteriormente, todos ellos reconocieron que sus aprendizajes se produjeron bajo dos modalidades (autodidacta y por pares) y en dos espacios distintos (la cabina pública de Internet y el domicilio). Así, la presencia de la escuela (como espacio) y la instrucción del docente (como modalidad de aprendizaje), para adiestrarse en el uso de estas tecnologías, fueron inexistentes en las referencias de los actores.
En relación a los significados, se asoció uno para cada actor. Así se construyeron las siguientes relaciones: “la expectativa de mejora”, para el director; “el cambio de la práctica pedagógica”, para el docente; “la frustración”, para el alumno; y “el sentido de utilidad”, para los padres de familia.
Una comparación de los significados entre dos parejas de actores nos devolvieron los siguientes hallazgos: (a) director versus padre de familia, existió una similitud hacia lo utilitario y funcional; (b) docente versus alumnos, advertimos una tensión para (no) usar las computadoras conectadas a Internet.
El punto de inicio de la discusión partió del hecho que alejarse de la metáfora del uso del papel al interior de la pantalla será el mayor de los desafíos para cualquier organización debido a que demandara el (re)diseño total de su funcionamiento. Este tránsito, generaría situaciones de conflicto, poder, negociación y aceptación mediados por las percepciones de sus actores donde al parecer solo una salida consensuada permitiría el uso efectivo de una o varias tecnologías.
Un segundo momento del debate recayó en la cuestión de que si las instituciones educativas estuvieron en la obligación o no de enseñar el uso de estas tecnologías en sus comunidades toda vez que los actores refirieron que aprendieron a usarlas en otros espacios como la “cabina de Internet” y el “centro laboral. Si esto fuera un aspecto generalizado ¿Qué sentido podría haber tenido distribuir computadoras e Internet aquellas escuelas?
Finalmente surgió una tercera cuestión: los actores de aquellas organizaciones educativas nunca tuvieron la oportunidad de consensuar el uso de aquellas tecnologías. Pero si hubieran tenido aquella opción ¿aquel proceso hubiera requerido una amplia discusión entre todos ellos o simplemente hubieran aceptado una visión totalitaria que unificara todos sus criterios con la finalidad de asimilar esas tecnologías para el cumplimiento de su visión y misión institucional?
Ponencia presentada en el II Congreso Latinoamericano de Investigación y Educación Superior Interdisciplinaria realizado en Lima del 18 al 21 de septiembre de 2018.